Alimentos para los enfermos del riñón

alimentos y consejos para los enfermos del riñon

Todas las enfermedades del riñón repercuten invariablemente en el resto del organismo, y cualquier enfermedad sin distinción afecta en mayor o menor grado al riñón.

Existiendo relaciones entre los riñones y los demás órganos (corazón, hígado, piel, glándulas de secreción interna, sistema nervioso, etcétera), es difícil o imposible conseguir la función perfecta del riñón empleando sólo remedios que obren sobre éste, por lo que hay que seguir un plan completo de vida que obre sobre todo el organismo en conjunto.

Los consejos y aplicaciones resuelven este problema que se pueden resumir en la siguiente frase: Transformar a la persona que sufre, que está enferma y débil, en un ser fuerte, sano, alegre y rejuvenecido.

Alimentación vitalizante

La experiencia enseña que muchos enfermos de los riñones, que no habían conseguido mejorar con diversos medios, obtuvieron excelentes resultados con sólo seguir un régimen adecuado de alimentación.

Mucho antes de que la ciencia lo confirmase, la Medicina natural ya sostenía que la eficacia del régimen en los enfermos de los riñones era soberana.

Hoy ha quedado demostrado científicamente y empíricamente, que la alimentación natural es altamente purificadora, rica en vitaminas y regeneradora del organismo.

La primera finalidad que ha de cumplir el régimen en las enfermedades del riñón es dar el mayor reposo posible a dicho órgano, para que de este modo pueda regenerarse y volver a funcionar normalmente.

La segunda finalidad ha de ser purificar el organismo sin desnutrirlo, evitando toda fatiga al corazón o al hígado, que tan estrechas relaciones guardan con el riñón.

El régimen ideal que cumple estas condiciones a la perfección es el «lacto-vegetariano», compuesto por los alimentos purificadores y vitalizantes, con gran abundancia de alimentos crudos y jugos de frutas, sobre todo de limón y naranja, que hacen la sangre menos espesa y más fácil de filtrar.

De cuando en cuando se pueden intercalar días de régimen crudívoro purificador y de curas de frutas.

Sobre todo los zumos de frutas y las ensaladas son alimentos que estimulan la secreción de orina.

Son útiles contra la inflamación de los riñones y además neutralizan el exceso de acidez, que tanto perjudica al riñón enfermo.

En aquellos casos en que hay retención de urea y demás sustancias perturbadoras, hay que reducir al mínimo las albúminas, aún dentro del régimen lacto-vegetariano.

Régimen alimenticio en las enfermedades crónicas del riñón

En general se seguirá el régimen lacto-vegetariano, en base a las listas de los alimentos diversos.

Si hay hinchazones (edemas) se suprimirá en absoluto la sal.

Si no las hay, podrá tomarse un poco de sal, aunque será mejor suprimirla también.

Téngase en cuenta que las enfermedades crónicas de los riñones tienen sus fases de mejoría y sus crisis agudas, y que durante las crisis es necesario un régimen más severo, sobre todo en lo que se refiere al empleo de la sal y los alimentos ricos en albúminas.

Puntos importantes

No hace falta prohibir la sal en absoluto cuando hay hinchazones, pero sí debe rechazarse si existen por pequeñas que sean, o hay tendencia a las mismas.

De todos modos, aún en los casos en que se permite la sal, ésta será en muy pequeñas cantidades.

Cuando se haya obtenido la curación y pueda iniciarse el régimen lacto-vegetariano, no se abusará de los huevos.

Siempre se tomarán abundantes frutas y sus jugos, así como ensaladas.

Es muy importante que las comidas sean ligeras y frugales, especialmente las de la noche.

Es imprescindible hacer por lo menos un día a la semana una cura de frutas.

No se tomará ningún alimento de difícil digestión o que exija un trabajo excesivo del riñón.

Alimentos purificadores y ricos en minerales

Uvas naranjas, peras de agua, limones, cebollas, apio, sandía, ajo tierno, cebolletas, berros, diente de león, pepinos.

Todos se toman crudos y en abundancia.

Alimentos muy beneficiosos

Toda clase de frutas y zumos de manzanas, plátanos, ciruelas, albaricoques, melocotones, fresas, frambuesas, moras, grosellas, nísperos, ananás, mandarinas, peras, cerezas, granadas, melón, sandía, palosanto, etcétera.

Ensaladas

Lechuga, escarola, rábanos, puerros pepinos, zanahorias, cebolletas, ajo tierno, diente de león, coliflor, espinacas, apio, hojas tiernas de achicoria, ídem de hinojo, tomates, pimientos rojos, guisantes tiernos, remolacha, etcétera.

Verduras y hortalizas

Acelgas, espinacas, col, coliflor, guisantes tiernos, judías tiernas, zanahorias cardos, alcachofas, calabaza, berenjenas, pepinos, apio, espárragos, remolacha, tomates, habas tiernas, cebollas, puerros, patatas, boniatos, batatas, castañas o su puré.

Cereales integrales

Trigo, avena, centeno, cebada, arroz, maíz, tapioca, copos de avena, etcétera; pan integral, pastas para sopa, tallarines, etcétera.

Lácteos

Arroz con leche, leche, queso, requesón, nata, mantequilla sin sal, yogur.

Varios

Leche vegetal, caldo vegetal, caldo de cereales, ceregumil, agua con miel, aceite.

Fruta seca dulce

Ciruelas, pasas, higos secos, dátiles, orejones, castañas, etcétera.

Fruta seca oleaginosa

Almendras, avellanas, piñones, nueces, cacahuetes.

Alimentos permitidos moderadamente

Miel concentrada, setas, legumbres secas, judías, garbanzos, habas, lentejas, guisantes, perejil, etcétera.

Alimentos perjudiciales

Quesos fermentados o salados, mantequilla salada, margarinas, grasas de fabricación industrial, grasas animales y sebos, manteca, carnes y derivados, pescados de todas clases, mariscos y crustáceos, embutidos, fiambres y conservas, salsas especiales, condimentos picantes, flan, crema, pastelería, vinos y licores, tabaco y sal.

Los huevos deben evitarse en la mayoría de los casos, o tomar muy pocos.

Régimen alimenticio

Algunos enfermos de los riñones se preocupan de pensar equivocadamente que están obligados a seguir un régimen de alimentación monótono y desagradable.

Actualmente, los regímenes adecuados para los enfermos del riñón pueden ser agradables, entrando en los planes de alimentación numerosos alimentos nutritivos, sabrosos y variadísimos.

Antiguamente se sometía a todos los enfermos del riñón a un régimen casi exclusivo de leche, que si bien de momento tenía algunas ventajas, a la larga resultaba monótono y aburrido y, lo peor del caso, contraproducente.

En efecto, el enfermo se volvía anémico, se desnutría y debilitaba, aparecían los trastornos digestivos y pérdida del apetito, y, en los enfermos con hinchazones, éstas aumentaban.

Este gran progreso ha sido posible merced a los últimos adelantos en la Ciencia de la alimentación.

El éxito de un régimen de alimentación depende, en gran parte, de la habilidad en la preparación culinaria de los menús.

Con la alimentación corriente y antinatural sucede en muchas personas que el paladar se embota y cada vez necesita estímulos más fuertes y excitantes.

Al pasar a una alimentación sana y natural, el paladar poco a poco se normaliza y recobra su sensibilidad natural, con lo cual al enfermo le resultan apetitosos los manjares sanos debidamente preparados.