El aparato locomotor

el aparato locomotor del humano

En la vida todo es movimiento, y en el hombre, como en los demás animales, el movimiento constituye incluso el medio propio y natural de asegurar su subsistencia, puesto que los alimentos no vienen por sí solos a su boca, sino que debe proporcionárselos con su esfuerzo y su trabajo.

Además, sin movimiento, sin los órganos que lo producen, no tendrían lugar procesos tan indispensables como los de la masticación, deglución o digestión y por consiguiente, la vida no sería posible, como tampoco lo serían los procesos de reproducción.

Por otra parte, el ser humano no es sedentario ni capaz de vivir en el aislamiento.

Es sociable por naturaleza y precisa de la comunidad, del esfuerzo colectivo y de la vida de relación.

El conjunto de los órganos que hacen posible el movimiento y por los cuales el ser vivo entra en contacto con el mundo externo, recibe el nombre de aparato locomotor.

El aparato locomotor del hombre y, en general, de todos los animales superiores está constituido por los huesos y sus articulaciones, que forman la armazón del cuerpo, es decir, esqueleto, y por los músculos, que movilizan dicha armazón ósea.

El esqueleto humano

El esqueleto es un conjunto de huesos articulados entre sí.

Su número no es fijo, ya que en muchos individuos se encuentran algunas partes en pleno desarrollo junto a otras atacadas de atrofia.

Sin embargo, como cifra media puede darse la de 222 huesos en un esqueleto normal.

Los huesos son las piezas que forman el esqueleto y pueden ser largos, planos o cortos.

Su estructura depende del lugar que ocupan en el cuerpo humano, de la función a que están destinados y, naturalmente, de los estímulos y la acción de las fuerzas exteriores que han actuado sobre ellos durante su crecimiento y desarrollo.

Articulaciones

Todos los huesos se unen entre sí por medio de articulaciones cuya morfología es muy variable, según si la unión es móvil, como ocurre en la rodilla, en la cadera y en el codo, o semimóvil, como en la columna vertebral y en el cráneo.

Una articulación móvil se compone de las superficies articulares recubiertas por un cartílago sólido, blando y elástico que permite que se deslicen una sobre otra.

Entre ambas existe un espacio, la cavidad articular.

Estas superficies se unen merced a la llamada cápsula articular, envoltura fibrosa unida circularmente a las superficies articulares o a las zonas cercanas y a los ligamentos.

La distensión de los ligamentos ricos en filetes neurovasculares, origina los esguinces o torceduras, y su ruptura puede ocasionar desplazamientos de la superficie articular, llamados luxaciones.

Tapizando la cápsula articular se halla una delgada capa serosa que segrega el líquido sinovial, incoloro y viscoso, cuya misión es lubricar las superficies articulares.

Cuando se irrita la capa sinovial como consecuencia de un golpe o de una infección, puede producirse una exagerada secreción líquida, dando lugar ello a una sinovitis o hidrartrosis.

La columna vertebral

Comparando el conjunto de huesos y articulaciones a un edificio, observamos que el esqueleto posee una pieza principal o maestra que es la columna vertebral, sobre la que se apoyan o sostienen las demás estructuras.

La base la constituyen dos pilares, los miembros inferiores, cada uno de los cuales se apoya en una bóveda constituida por el pie respectivo y en el bloque formado por el cinturón pélvico y la columna vertebral.

La columna vertebral, a su vez, soporta una caja ósea de piezas móviles abierta por la parte inferior, llamada tórax, la cintura escapular formada por el omóplato y la clavícula, donde se articulan los brazos, y una caja ósea superior que constituye la cabeza.