El hígado es la víscera más voluminosa del organismo, y pesa unos 1.500 gramos.
Anatómicamente considerado es una inmensa glándula situada en el lado derecho del abdomen, inmediatamente debajo del diafragma.
Está constituido por pequeñas formaciones llamadas lóbulos y cubierto por una membrana.
Secrección hepática
La célula hepática segrega la bilis, líquido amarillo oscuro que es vertido al duodeno en cantidad de 800 a 1000 centímetros cúbicos diarios.
Una pequeña parte de la bilis se acumula en la vesícula biliar como reserva, para verterse también en el duodeno en caso de necesidad.
La secreción hepática no contiene ningún fermento, pero posee propiedades digestivas muy importantes, ya que su mezcla con el jugo pancreático y emulsiona las grasas con más poder que este último jugo aislado.
Todos los fermentos pancreáticos están además reforzados por la presencia de la bilis, y la simple presencia de sales biliares facilita la absorción de los ácidos grasos.
Por último, la bilis excita las contracciones del intestino y posee un considerable poder antipútrido y anti fermentativo.
Infinidad de venenos son neutralizados por el hígado, el cual desempeña también una importante labor en el metabolismo del azufre, del hierro, de las vitaminas y de muchas hormonas.
En resumen, se trata de una glándula anti tóxica que actúa también como órgano de depósito, como una verdadera esponja que puede almacenar grandes cantidades de plasma, para disponer de ellas en el momento oportuno.