cáncer de estómago

Cáncer de estómago benignos y malignos

Los tumores que atacan el estómago pueden ser de distinta naturaleza: benignos o malignos, de origen conjuntivo o epitelial.

El estómago es, por desgracia, uno de los órganos más fácilmente atacados por el cáncer, con una frecuencia tal que representa la tercera parte de todas las localizaciones cancerosas en el organismo.

Se presenta, con preferencia en el sexo masculino, entre los cuarenta y los cincuenta años, según estadísticas no demasiado recientes.

Hoy parece que son cada vez más numerosos los individuos atacados de cáncer de estómago en edad mucho más juvenil.

La localización en el estómago es variable, aunque parece preferir la región inmediata al píloro, llamada región pilórica.

El aspecto macroscópico de la neoformación es también variable.

Hay cáncer de tipo escirroso, en los que el proceso invade la pared gástrica, en una zona mayor o menor y la hace dura, con pérdida de la elasticidad.

En el cáncer de tipo poliposo producen una neoformación del aspecto de una coliflor que se extiende hacia el interior del estómago, a menudo ulcerosa y sangrante.

Existen, asimismo, los cánceres de tipo coloidal, en los que la masa proliferada sufre una total o parcial metamorfosis por lo que, desde su iniciación dura en los comienzos del desarrollo, se convierte en una masa gelatinosa, de aspecto coloidal.

Tristemente conocida es la facilidad con que este tipo de neoplasia prolonga metástasis hasta los órganos vecinos (especialmente en el hígado) e, incluso, alejados.

La aparición de estas metástasis no hace más que agravar el pronóstico y anticipar el fatal desenlace.

Sintomatología

La sintomatología clínica no es muy complicada y tiene una iniciación atípica, caracterizada por un lento adelgazamiento, facilidad para el cansancio, repulsión hacia determinados tipos de alimento, especialmente la carne.

Poco después aparecen en el estómago, concretamente en la región epigástrica, dolores que aumentan la depauperación orgánica, acompañados de una anemia aguda.

Examen

En el examen del abdomen no aparecen síntomas relevantes, salvo en el caso de haber llegado a los límites de la inoperabilidad, en los que se aprecia una masa dura y dolorosa, de escasa movilidad, ocupando la habitual sede del estómago.

De gran interés son, en cambio, los exámenes colaterales, tanto radiológicos como de laboratorio.

El examen radiológico da la señal más segura de la existencia de la neoformación

La pared gástrica es rígida, escasamente elástica, en la zona en que ha aparecido la neoplasia si se trata de una formación de tipo pólipo, se ve cómo se adentra en el estómago de una forma verdaderamente clara.

La determinación del funcionalismo gástrico mediante la comida de prueba es de gran utilidad.

En el examen químico del jugo se observa la presencia de un componente -ácido láctico- que solamente se encuentra en las neoplasias.

El estudio de la fórmula hemática revela un grado de anemia más o menos agudo, pero nunca despreciable.

Lo mismo podemos decir respecto al examen de las heces, siempre aparece sangre en discreta cantidad.

En esta temible forma morbosa, por lo menos en los diagnósticos precoces, es de gran utilidad y, según creemos debería ser mucho más utilizado, el empleo de la gastroscopia que permite conocimientos directos y visuales sobre la situación y aspecto de la neoplasia en el interior de las vísceras.

Terapéutica

La única terapéutica posible, cuando es posible, lo que sucede todavía en un número muy limitado de casos, es la quirúrgica.

Por otra parte, conduce a una curación temporal, cuya duración va estrechamente ligada a la extensión que ha sido posible dar a la extirpación, a la malignidad de la forma morbosa y a la presencia de metástasis ocultas que se revelarán más tarde.